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RESUMEN DE “LA CIUDAD SOÑADA” POR OSCAR GONZALES


Reflexionar sobre la ciudad y relacionarla con arte, percepción, o con azar, ya no resulta extraño. Es, de hecho, muy interesante. Ésta reflexión sobre el desordenado tema “ciudad”, se puede hacer sobre la real o la ideal, y considera si es de orden crítico o sensible. Para captar cada elemento en tal intervención se necesita un ciudadano conectado completamente a la ciudad.

Desde la sensibilidad, al pensar la ciudad, el ciudadano debe tomar su ciudad como parte de sí.
En cambio, desde un pensamiento crítico, el ciudadano puede intervenirla porque él la hace real, y es quien existe dentro y fuera de ella (como dice Barthes la ciudad está hecha para nosotros). La ciudad muere cuando desaparecemos, pero en ella quedan nuestras huellas que le dan textura. Aunque puede que no vea mi nombre en ella, la ciudad es un “observatorio astronómico”.
Físicos de la observación como Zalamea, Vayda o Zapata, que crean un sistema de relaciones reales-irreales, sugieren que las ciudades son reales, ideales y utópicas a la vez, dependiendo del viaje del ciudadano en su ciudad, en sí mismo.

La construcción de la ciudad se relaciona con la del ciudadano, pero sólo si éste sabe acceder a ella. Vivir en una ciudad debe responder a una necesidad de poseerla en todos sus sentidos, que a la vez son los nuestros.
Con la mirada también se interviene la ciudad, pues esta crea sucesos visibles e invisibles y el ciudadano se relaciona en una interacción de sus sueños sobre ésta.
Esta intervención de ciudad la construye el ciudadano que busca llevarla dentro de sí para generar cambios y hacer su historia secreta en ella.
La ciudad es lo que percibimos y mostramos a los demás. La base de la intervención es la ciudad en nuestra memoria. Al cambiar ésta también cambiamos. La relación ciudad-ciudadano se da en la sensibilidad.

Creer que sabemos todo de la ciudad no resuelve la crisis de la relación ciudad real-ciudad ideal, ambas se funden en lo que construimos. Tenemos una ciudad que no vemos pero que está ahí, la inventamos. Con estos modos de pensar se interviene la ciudad.

Por el tamaño que tiene la ciudad el ciudadano está incapacitado para intervenirla totalmente. Hay que crear hilos entre la ciudad real y aquella de la que oímos hablar. Lo que no he visto de la ciudad también es parte de ella pues la ciudad es una mezcla.